viernes, 28 de enero de 2011

Volando

Uno de los sueños más antiguos del hombre es el de volar. Desplazarse por el aire de un lugar a otro sin el mayor esfuerzo. Quizás por eso nos atrae tanto el estudio de las aves, el único grupo de vertebrados que ha conseguido un autentico y especializado vuelo. Es cierto que reptiles y mamíferos también han conseguido surcar el cielo pero ninguno de ellos ha llegado a ese nivel de perfección que han adquirido las aves.


Múltiples adaptaciones han hecho que el vuelo sea su principal habilidad. Unos huesos con aire en su interior para que sean más ligeros. Huesos especiales, como la furcula o la quilla, para la inserción de fuertes músculos. O la estructura más característica de las aves, las plumas. Todo un organismo adaptado para moverse por las alturas.


Pero no todas las aves vuelan y las que lo hacen utilizan diferentes estrategias. Diferencias en la estructura de las plumas y su distribución o, sobre todo, la forma y tamaño de las alas determinan formas diferentes de vuelo.


En unas ocasiones se realiza el vuelo a vela, en el que las aves simplemente aprovechan las corrientes de aire y se dejan llevar. En otras es el vuelo batido en el que los animales se elevan por la propulsión ejercida por el movimiento de las alas. Vuelos especiales en los que los individuos permanecen parados en el aire sin avanzar ni retroceder.


Pero no solamente influye el comportamiento individual. Los vuelos en grupo también realizan sus adaptaciones para sacar el mejor rendimiento. Formaciones de vuelo con relevos que permiten repartir el esfuerzo.


Con el vuelo las aves organizan su vida. Buscan su alimento, rechazan el ataque de sus enemigos o realizan grandes viajes para encontrar mejores condiciones de vida.


El hombre eleva su vista al cielo y observa todas estas maniobras y sueña con imitarlas. Pero la especie que domina el planeta no dispone de ninguna adaptación anatómica que le permita ni tan siquiera planear unos metros. Se necesita la ayuda de algún artilugio. Ya Leonardo Da Vinci estudio y diseño diferentes máquinas para realizar este sueño. Pero no lo consiguió.


En la actualidad disponemos de diferentes aparatos que nos permiten volar incluso fuera del planeta. Naves espaciales, aviones, helicópteros, ultraligeros. Máquinas complejas que sirven a la perfección para los desplazamientos de personas y mercancías de un lugar a otro.


Pero el sueño de volar sigue ahí y estos artilugios no lo satisfacen. Se busca un contacto más estrecho con el aire, con la altura, con el vacio. Artilugios más simples que nos acerquen más a la sensación de volar al modo de las aves.


Fundirse con la naturaleza, tener la sensación de libertad, de poder dirigirte a cualquier lugar, arriba o abajo, derecha o izquierda, adelante o atrás. El ala delta o el parapente y el paracaidismo son las actividades que más nos acercan a esta sensación. Por el momento.


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