viernes, 13 de mayo de 2011

Una tarde de tormenta

Con los primeros calores y con la abundante humedad suelen producirse las tormentas. En estos día grises, con lluvias que pueden ser copiosas, nos parece que la mejor opción es la de quedarnos en casa. Pero si lo hacemos desaprovecharemos un montón de oportunidades.


Con el fuerte calor comienzan a aparecer pequeñas nubecillas blancas que poco a poco van creciendo, son los cúmulos. Pasado el tiempo las nubes siguen creciendo, no solamente en extensión, sino también en altura y van tomando un color gris oscuro, se forman los cumulonimbos. Dentro de estos se crean corrientes de convención aportando a la atmosfera cargas eléctricas. La tormenta ya está formada.


Salimos de Salamanca con el cielo despejado para encaminarnos hacia Aldeanueva de Figueroa. Continuamos nuestro camino un poco más allá, hasta el límite provincial con la vecina Zamora. En este punto tomamos un camino que al final enlaza con Palacio Rubios. Justo al lado de la tormenta.


Se trata de una zona alomada con una altitud un poco mayor que las zonas circundantes. Desde aquí podemos observar las planicies de Salamanca y de Zamora. El paisaje está dominado por terreno ondulado que no se aleja mucho de la planicie. Diferentes cultivos de cereal colorean con diversas tonalidades de verde las vistas que observamos. Verdes más oscuros aparecen con los bosques isla de pinos y encinas. Tonos rojos y marrones aparecen con las tierras en barbecho, los caminos y en las zonas donde están realizando algunas labores agrícolas. En algunos lugares el azul hace su presencia en forma de azulejos, plantas que lucen este color en sus flores. En ocasiones al mecer el viento estos cardos da la impresión de encontrarse al lado de una laguna, con oleaje y todo. El color morado lo pone el cantueso que tapiza algún erial.


El paisaje visual se complementa con el paisaje de los olores. Los campos verdes con la hierba brotada y el olor de la humedad que proporciona la tormenta. Las jaras en flor, los cantuesos y los tomillos de las zonas baldías. Los pinos con su característico olor a resina. Todo se complementa con el paisaje sonoro que proporciona la avifauna del lugar, amenizado por los estruendos de los truenos de la tormenta.


El agua, aunque en diferentes poblaciones hay lagunas, no se hace visible desde aquí. En días despejados, en los que ni las nieblas ni la calima limitan la visión, podemos ver de fondo las montañas del Sistema Central. La facilidad de acceder al lugar y la existencia de un patrimonio cultural (Cañada Real Burgalesa, fuente de la Reguera, Iglesia de Santiago Apóstol) hacen que la valoración del paisaje no sea mala. La principal causa por la que podemos valorar escasamente este paisaje es por desconocimiento por el publico en general y por el escaso aprecio que tienen los salmantinos por él.















2 comentarios:

  1. Son maravillosas las fotos.Captas los colores de la Meseta,el cielo,la tierra,la flora.
    Es color de la austeridad pero orgullosa en sus orígenes.

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  2. Cielo y tierra castellanos. Nos muestras la belleza de nuestra tierra para que no se nos olvide. Espléndido!!
    Un saludo de 'ojolince y sra.'

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